Nombre: Abril de la Ron Bonviedro

Sexo: Hembra

Padre: Casar vom Hischrgraben

Madre: Ying

Propietario: José Julio Contreras (Jaén)

Titulos

– EXC1 y Mejor joven de la raza (MJ). (Expo. Inter. Ciudad Real)
– PAN. Tembleque (Toledo).

A 27 de Enero 2009

Quería contarte hasta hoy;

No quisiera inaugurar esta sección sin dar un beso de agradecimiento a mi “Pequeña», pues si no es por ella, hoy no estaría escribiendo estas líneas y no tendría la ilusión por ver qué me deparará esta Bonviedro en futuras jornadas de caza, en los campos de la campiña jiennensa. Un besazo y, por favor, tenme paciencia!

Se hace difícil empezar a contar y describir cualidades de una cachorrita de apenas cuatro meses pero «ciclón Abril» no es una cachorra cualquiera. A esta edad, apenas podría contar alguna que otra anécdota en otros cachorros pero lo cierto es que ya desde el mismo día que la recogimos en Hinojosa, y en el largo camino de vuelta hasta Jaén, pudimos ir apreciando las características que pienso, harán de ella una perra de muy alto nivel.

Protestó al ser separada de su entorno pero no pasó ni quince minutos cuando ya estaba echada  y observándonos desde atrás. En las sucesivas paradas que hicimos, ya pude ir comprobando su curiosidad por todo, así como el poco miedo que demostraba a zonas desconocidas, separándose de nosotros con gran iniciativa. Ésto provocó que en más de una ocasión tuviera que darme alguna que otra carrerita para cogerla.

Llegada a casa, su adaptación fué perfecta, sin contar, claro está, con el listado de objetos que sufrieron baja. Sus días transcurrieron entre comer, jugar con Jara (perro de agua que vive con nosotros desde hace dos años), dormir, romper un par de cositas, pasear, comer de nuevo, seguir rompiendo…

Su primer contacto con caza ocurrió dando un paseo entre olivos la segunda semana de octubre. Pude observar cómo Abril se alejaba de mí bastante con nariz al suelo hasta llegar a un tronco de olivo, momento éste en el que el conejo decidió salir y Abril detrás de él. Al instante comprobé que estaba enfermo y, tras golpearse con “la pata del olivo”, acabó en boca de quien le perseguía.

Mi primera satisfacción surge cuando vino hacia mí portándolo bien firme y con una seguridad impropia de esa edad. Pensé que poseía un verdadero cobro innato, cuestión ésta que con el tiempo, empecé a dudar, pues a medida que creció demostraba menor aceptación para entregar la pieza. Creo que es este acto el que está aún por pulir.

Realmente lo satisfactorio fue cuando, después de ponerle la correa y hacer que lo soltase pues estaba muy deteriorado, llegamos al coche (60 o 80 metros de donde dejó el conejo) y al quitarle la correa se me escapó. Empezó a buscar rastro con movimientos espectaculares y una búsqueda amplia, como si le fuese la vida en ello. Por supuesto que llegó al conejo.

Sorprendido e intrigado por ver de qué más sería capaz, volví a ponerle la correa y cambié multitud de veces de dirección alejándome aún más… Esa noche me costó dormir.

A partir de aquí el instinto se aceleró en ella y ya no eran palos lo que buscaba. El juego era la caza.

El día 12 de octubre se abrió la veda aquí en mi zona y para esa fecha consideré que era demasiado pronto darle jornadas de cuatro o cinco horas. Fue saliendo por las tardes un par de horitas. Cada fin de semana iba a más, hacía algo nuevo. Crecía en cada salida.

Sería en una de éstas cuando se fracturó un dedo de la mano izquierda, lo que hizo tenerla en reposo total unos veinte días, más otros pocos con paseos suaves. Cuando la veterinaria consideró que estaba al cien por cien, sólo quedaban dos fines de semana para cerrar la veda (en Jaén, en zona de olivos, se cierra cuando comienza la recolección de la aceituna, este año para el 7 de diciembre).

Esos dos últimos fines de semana me confirmó dos cosas: que iba a tener que trabajar con ella la entrega de la pieza en mano y que tenía una perra espectacular en la búsqueda, con movimientos y poses de pintura, pasión e iniciativa por momentos incontrolables y, con dos muestras de las que me hicieron pensar en porqué queda tan lejos el mes de agosto. El último día Abril mostró “al olivo” (perdiz subida en éste), y eso, os aseguro, que por aquí se valora mucho.

Un saludo para tod@s l@s amantes del Braco Alemán, para tod@s l@s Bonviedros y para el Bonviedro “mayor”, Marcos.

A 15 de Junio 2009

Un año con Abril de la Ron Bonviedro.

En estos últimos meses, desde aquellos comentarios dedicados a Abril, hemos tenido momentos de satisfacción y otros no tanto; en concreto dos:          
El primero de éstos se remonta a mes y medio, cuando en una de sus  salidas, como siempre enérgicas, llenas de hiperactividad y necesidad de abarcar terreno, se rajó una rodilla ( un centímetro de profundidad y ocho de longitud) en la cual hubo que darle puntos y estar un tiempo de reposo total. El segundo de los momentos surgió a causa de una indigestión como consecuencia de comerse el pvc del techo de la caseta (tendría calor!).

Y pensando en las satisfacciones, la que más me complace es ver como ha ido aumentando el apego hacia mí, pasando esa etapa de rebeldía de los 9 meses en la que hubo momentos desesperantes por mi parte pues sin correa era incontrolable.

También estéticamente ha ganado volumen pero algo lejos de lo que puedo apreciar de algunos hermanos/as de camada. Un día decidimos presentarla a un concurso de la R.S.C.E. en Ciudad Real y el juez le dio EXC1 en clase joven (nosotros hacía tiempo que ya se lo habíamos dado).

Actualmente está muy bonita, alegre y una vitalidad lejos de mis otras experiencias con braco alemán, más sosegados. Por ponerle un pero, el sol le tiene un poco clareado el pelo pero ya trabajo en ello para evitar los meses que nos viene. Espero con ganas el mes de agosto e intuyo que ella también, aunque aún no sepa exactamente si la pasión y el ritmo de búsqueda que atesora me dará más disgustos que satisfacciones. Lo que venga, bienvenido sea. 

A 7 de enero de 2010

El comienzo de temporada vino protagonizado por aquellas ansias de galope unidas a una pasión incontrolada por la búsqueda de caza que Abril mostraba en cada una de sus salidas. Tras varias consultas (entre ellas la tuya) digamos que conseguí “sostenerla”: acortó la distancia de búsqueda, respondía más rápidamente a la llamada… pero todo aquello que hacía bien en zonas sin caza, parecía olvidarlo en el momento en que pisaba el coto.

No sé si llevado por la urgencia, la necesidad o las ganas propias de verla cazar para mí, hizo que, después de mucho meditarlo y asesorarme, optara por el collar electrónico; o como dicen algunos partidarios del mismo: collar de adiestramiento a distancia.

Lo primero que hice fue pedirle a un amigo que me aplicase una descarga, por tal de tener referencias de la intensidad de los distintos niveles a la hora de aplicar a Abril cuando el momento lo requisiese. La sensación fue desagradable (parecida al chispazo que proporciona el roce de la piel con la puerta del coche cuando bajas).

La vez primera que lo utilicé, Abril no sintió nada, seguía cazando “a su aire”. Tras consulta, decidí aumentar la intensidad y fue entonces cuando surgió el “milagro”: toque de llamada con el silbato y a continuación pulsé el mando del collar. Notó algo extraño que hizo que acudiese ante mí precipitadamente. Tan sólo he tenido que hacer uso del botón del mando en tres ocasiones durante los días de caza, las suficientes como para asociar la llamada del silbato a la sensación desagradable. A partir de entonces, empecé a disfrutar plenamente de la caza con “ciclón Abril”.

Referente a la caza en sí, te digo que tengo una perra impulsiva, con iniciativa, fuerte físicamente, con nariz y, sobre todo, lista, muy lista.

Este año, en los dos cotos en los que cazo, el pelo predominaba ampliamente sobre la pluma y eso se reflejó de largo en el número de lances, muestras y cobros de conejos sobre la perdiz. Todo conejo que ha mordido lo ha mostrado. Hablo de una media de tres a cuatro conejos por jornada. Una curiosidad: me ha mostrado once conejos pero en lo alto de los olivos y eso, además de nariz, demuestra lo que te decía antes: que es muy lista. La perdiz ha sido escasa y los lances, en consecuencia, también, pero ha mostrado dos y mordido un total de seis perdices. La pluma le da un poco de dentera y no la muerde mucho tiempo ni la porta hasta mi, pero eso ya es parte del cobro, el cual sí que tiene que mejorar.

Ahora me dedico a sacarla sin escopeta pues aquí la veda se cerró en el puente de la constitución. Aprovecho también para sacarla junto a Sancho, macho de cuatro años el cual ha hecho cosas geniales esta temporada, sobre todo en lo que a muestra y cobros se refiere. Abril es lo suficientemente independiente para “pasar” del macho a la hora de cazar. En algún momento lo observa y se acerca a él pero, en general, caza a otro ritmo (más alto y alegre) y a otra distancia (con laceos bastante más amplios).

En definitiva, creo que durante este año (hasta llegar agosto) tendré que seguir trabajando la entrega de la pieza en mano si bien pienso que conforme vaya saliendo de la edad joven y vaya madurando, lo irá haciendo mejor. En cuanto al collar tengo la sensación que la temporada próxima ni necesitará llevarlo, pues este año creo que ha empezado a darse cuenta que para morder ha de estar cerca de mí.  

A 15 de abril de 2010

Abril de la Ron Bonviedro ha obtenido el Apto en la prueba de Aptitudes Naturales (PAN).

El pasado dos de abril, en la localidad de Tembleque, se llevaron a cabo diversas pruebas para perros de muestras organizadas por el Club Español del Deutsch Drahthaar, entre ellas una Prueba de Aptitudes Naturales (PAN) para ejemplares de razas continentales. Dicha prueba fue juzgada por el Sr. José Juan Lavilla Bayego, juez de disciplinas básicas de la RSCE.

En cuanto a la prueba en sí y al papel de Abril, decir que sin estar a la altura a la que me tiene acostumbrado, resolvió positivamente tal evento en un día en el que las circunstancias (nervios, mucho calor, cinco horas de espera hasta que nos tocó, etc.) hicieron que en determinados momentos pensase que no iba a lograr algo que yo sabía  que lo conseguiría de sobra en una situación más similar a una jornada de caza.

Empezó bastante distraída, emanando olores y rastros no de codornices precisamente. La búsqueda era algo corta en los laceos y con poca continuidad. Daba la sensación de cansada. Llevaríamos unos siete minutos cuando, aún notando que Abril “no era ella”, aumentó la velocidad de búsqueda para poco después quedar en muestra, fija y firme, sin moverse hasta que llegué a su altura y escuchar la detonación. La prueba terminó ahí, con el apto, pero sé que a partir de ese instante es cuando la Bonviedro hubiese empezado de verdad. Tal vez en otra ocasión.

Al final contentos y en parte satisfechos por lo conseguido pues no todos los perros pudieron obtener el apto.

A 28 de Novimebre de 2012

Sumando lances.
 
Justo ahora va para dos años que viendo las virtudes y defectos, aludiendo a esta sección, Abril llegaría a convencerme e ilusionarme con la posibilidad de buscarle descendencia. Tras meses de observar distintos ejemplares in situ así como de “estudios” genealógicos, decidí dar el paso con Ch. E. Kiko de Nules.
 
Tres hembras y siete machos fueron el resultado de aquella monta, camada que naciera en mayo de 2011. Buenas estructuras morfológicas. Muy buenos unos, excelentes otros.
 
Después de una media veda y esta veda general, podemos estar satisfechos con los resultados obtenidos en cuanto a trabajo en campo. Es pronto para hacer una valoración más profunda pero sí podemos decir que en esa descendencia de Abril, algún ejemplar en concreto ha superado con creces las expectativas marcadas por mí en un principio.
 
No cerrando las puertas a futuras montas en las que la sangre de Abril esté presente en esos cachorros, de momento sigo disfrutando de mañanas y tardes de caza junto a ella y Araka, hija de ésta la cual finalmente se quedó conmigo con el fin de seguir la estirpe siempre y cuando resulte igual de apasionada para lo cinegético como es la madre. Y doy fe que lo va a ser.

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